A) Analiza tus actividades cotidianas (desde cepillarte los dientes por la mañana hasta apagar la luz de la mesilla de noche): ¿dónde consumo energía directamente (cepillo de dientes eléctrico, iluminación, aire acondicionado, cocina eléctrica, cafetera, Internet) o indirectamente (productos que se preparan con energía, como el agua potable) o energía fósil (para conducir, calefacción, cocinar, etc.)?

B) Y ahora piense en cómo usted, su familia, su entorno empresarial, etc. podrían reducir la energía, los productos y la energía fósil que utilizan. Normalmente esta reducción está estrechamente relacionada con la reducción de gastos. Así que podrías empezar por las categorías más costosas. PERO como estamos muy interesados en mejorar nuestra situación ecológica (CtoBEE: ¡los recursos y el tiempo son decisivos!) deberías empezar por las actividades que dañan nuestro medio ambiente: en primer lugar, reduce tu huella de CO2 (gastando menos energía fósil; consume agua, electricidad con prudencia; piénsatelo dos veces antes de comprar productos). Incluso si tienes tu propia instalación fotovoltaica o tu proveedor de electricidad vende energía 100% ecológica: cuanto menos necesites TÚ, menos habrá que producir, suministrar y más recursos estarán disponibles para tus hijos y otras personas (piensa desde una perspectiva global: la población está aumentando…). Otros aspectos como el reciclaje o la información a los productores los trataremos más adelante.

Recuérdelo:

En nuestro blog “3. Consumo” ofrecemos enlaces e información sobre estos temas.